domingo, 15 de septiembre de 2013

Doña Jimena Garrincha y Lópeces de Ayala

La niña había crecido con un nombre peculiar y estas cosas marcan mucho. Si lo miras con los ojos de la historia verás a la esposa del Cid Campeador y sentirás envidia por el bueno gusto de sus padres al elgirlo, aunque el "doña" no lo llevara hasta que se casara o quedara soltera y fuera cumpliendo años, pero si te dejas llevar por lo prosaico de la vida, asociarán siempre tu nombre a un dulce, un turrón concretamente, y habrá burlas, risas y chanzas. Te perseguirá durante toda la vida.

Por eso es importante marcar distancia con los demás incluso a riesgo de caer mal, circunstancia que a Jimenita no le preocupaba lo más mínimo. Nunca tuvo amigos ¿Para que?

Tenía una dormitorio enorme, estanterías, la cama y un armario lleno de muñecas de esas de porcelana que te miran como si estuvieran muertas. Cosa que en rigor era cierto pero es que estás eran tantas y te miraban todas a la vez que ponían la piel de gallina al mas pintao.

Cuando doña Jimena venia de oir al cura del pueblo sobre una charla de sexualidad, se quedo tirada en la carretera con su coche que ya era viejo cuando lo compraron allá por 1966 entonces como ahora los conductores paraban para ver si pillaban cacho pero en eso Jimena era muy estricta,

-"es por ahi que sale humo" dijo con voz firme. ¿me va a violar? dijo con voz entre temblorosa y no sin cierto deseo, el hombre parecía aseado. 
-¿Violarla? ¿que cosas dice usted? mi religión lo prohibe.
-¿que religion es esa? quiso saber ella.
-La iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos días, soy mormón.
-¡Santo Dios Bendito! dijo ella entre dientes que solo conocía a Mahoma y Buda, así de oidas.
-no pasa nada señora, eso de que siendo soltera y con treintaypocos la llamaran "señora" le ponía al borde del ataque de una cuchillada pero antes debía tener el coche arreglado para huir de la escena del crimen, por eso nunca tocaba nada, una mujer precavida que duda cabe.

- Le ponemos agua para enfriarlo, esperamos un rato, llenamos el depósito y ponga la calefacción hasta que llegue a su destino aunque estemos en junio, lo puede combatir bajando las  ventanillas como hago yo ¿quiere ver mi camión? Un camión forrado con calendarios de los últimos diez años y mujeres desnudas. Echó una mirada y desistió al ver el interior con tanta competencia femenina.

- Muy amable dijo al barbado y barrigudo camionero que bajó a ayudarla, iba a darle un billete de esos que no quiere nadie porque están rotos y pegados pero se lo pensó vez y media y se dijo a sí misma "para qué yo no he obligado a nadie a parar, bastante que no he tenido que usar el cuchillo"

Tenía una pistola pero suelen dejar restos en manos y se puede seguir su pista, un cuchillo era mejor pensaba ella que sabía como hacerlo para no mancharse de sangre y lo llevaba siempre en el interior del coche. Un cuchillo para seccionar una garganta o llegar al corazón.

Había usado muchos matando vacas en sus años mozos y aprendió como usarlo sin dejar marcas de sangre en su ropa, además siempre llevaba un vestido extra para casos de necesidad y un mechero para deshacerse de las pruebas, lo tenia bien estudiado así un camionero barbado y barrigudo no fuera una vaca se le aproximaba bastante.

El cura lejos de calmarlas las tenía en un estado de constante excitación sexual. Sed fuertes y no os dejéis llevar por los hombres salvo si es en el santo matrimonio y con el fin de procrear.

Cuando el coche estuvo listo el camionero se le quedó mirando y esperando, entonces ella, se puso un guante y sacó un billete de 100 pesetas. Roto y repegado. Por fin iba a deshacerse de él.

4 comentarios:

  1. Este capítulo tiene un desenlace la mar de sorprendente ¡y yo que pensaba que iba a matar al camionero, jeje!
    Muy bueno, me ha encantado.
    Besitos.

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  2. Doña Jimena me ha decepcionado. Ya que se puso un guante, por lo menos le hubiese clavado el cuchillo en la garganta o en la oreja.
    El camionero barrigudo, ¿aceptó el billete de cien pesetas roto y repegado, le pidió otro nuevo o cuando llegó al pueblo, lo llevó al Banco Santander para cambiarlo por dos de cincuenta pesetas?...

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    1. Lucrecia me alegra ver una comentarista nueva por aqui, creo que ya sois cuatro. Se bienvenida. El billete de menor valor en pesetas era el de 100.

      un saludo

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  3. Yo también me siento decepcionado por este relato y bien que lo siento.

    Estaba totalmente seguro que doña Jimena iba a asesinar al pobre camionero, despedazándole después en una orgía de sangre inmisericorde. No por haberla violado que, el muy estúpido no lo hizo, sino precisamente por no haberlo hecho.

    Y encima le da un billete de cien pesetas roto y despegado.

    Ya lo dijo el torero. "Hay gente pa'to".

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Adolfo González del Valle. 2012 - 2015 ©. Puedes contactar conmigo en: fotosderipley@gmail.com